Entender marzo 2023
La iluminación es un elemento central del espacio público. Desempeña varias funciones clave: aumentar la visibilidad de un lugar; mejorar la seguridad de los barrios; revalorizar lugares o incluso destacar la arquitectura de los edificios.
-> La iluminación también tiene un impacto directo sobre la percepción emocional de un lugar y puede por lo tanto contribuir a mejorar la experiencia y el bienestar de los ciudadanos.
Para cumplir todas estas funciones, el alumbrado público debe ser a la vez eficiente, ofrecer comodidad de visión sin deslumbramiento, y cumplir con normas específicas. Desde la perspectiva del desarrollo sostenible, también debe cumplir criterios de calidad medioambiental.
Gracias a su gran eficacia luminosa, su calidad de luz y su larga vida útil, los LED se han establecido en el sector de la iluminación en los últimos años. ¿Pero de qué depende una buena iluminación? Volvamos primero a lo básico con las diferentes unidades de medida de la iluminación.
Existen diferentes unidades clave de medición fotométrica.
Los Lúmenes (lm) miden el flujo luminoso, es decir la cantidad de luz emitida por una fuente luminosa. La eficacia luminosa que deriva de lo anterior mide por su parte la eficiencia de una fuente luminosa: la cantidad de luz emitida por 1 vatio consumido (lm/W). Este concepto será de gran importancia en el contexto del alumbrado autónomo. Los Lux (lx) miden la iluminancia, es decir la cantidad de luz, en un punto dado, de una superficie. Se obtiene dividiendo el flujo luminoso (lm) por la superficie iluminada (m2).
Los Candelas miden la intensidad luminosa, es decir la cantidad de luz emitida en una dirección dada. Medidas por m2, estas candelas indican la luminancia, es decir la intensidad luminosa percibida por el ojo humano. Esta varía según el color y la zona iluminada. Este criterio es particularmente importante en el contexto de una carretera, con la percepción de la luminosidad por un conductor.
En cuanto a los grados Kelvin (K), miden la temperatura de color de la luz. Una fuente de luz puede ser descrita como luz “cálida” o “fría”. Una iluminación de 5700K corresponde a un blanco frío, 4000K a un blanco neutro, y 3000K a un blanco cálido.
Según el país, la percepción de la luz, los decretos o el impacto sobre la biodiversidad, se favorecen o regulan las temperaturas de color.
¿Cómo se reconoce la calidad del alumbrado público y cómo se puede evaluar? Una buena iluminación es ante todo una iluminación inteligente. No se trata simplemente de hacer balizajes luminosos, sino de alumbrar en el momento adecuado y con la potencia adecuada. El alumbrado público debe distribuir la luz de forma armoniosa, resaltar las zonas en cuestión, garantizar un color de luz adecuado con una reproducción cromática apropiada, respetar una buena composición de las sombras, y proporcionar un nivel de iluminación suficiente, limitando al mismo tiempo el deslumbramiento, los brillos y reflejos.
Para evaluar la calidad de un sistema de iluminación, hay que tener en cuenta dos criterios esenciales: el rendimiento de la iluminancia (en lux o candela/m2, según la aplicación) y la uniformidad (U0), expresando el ratio entre el punto menos iluminado de una zona dada y la iluminancia media de esta misma zona.
En caso de iluminancia demasiado baja o de falta de uniformidad, por ejemplo si la elección de las ópticas de las farolas no es la adecuada o si la disposición de las farolas instaladas no se ajusta, la calidad y la eficacia del alumbrado se ven afectadas. La alternancia entre zonas iluminadas y zonas oscuras, caracterizada por una escasa uniformidad, es particularmente peligrosa para los usuarios motorizados ya que aumenta la fatiga visual.
La cantidad de iluminación y la uniformidad de la zona iluminada también son esenciales para los peatones: cuando es de buena calidad, un sistema de iluminación es capaz de reducir sensaciones de estrés y de inseguridad.
Para medir la comodidad visual general de una instalación, es también necesario tomar en cuenta los niveles de deslumbramiento así como otros factores.
Además de criterios de calidad “clásicos”, se añaden hoy en día criterios de calidad relacionados con los retos del desarrollo sostenible, como la mejorar de la calidad de vida, la protección del medio ambiente, la eficiencia energética y el desarrollo económico.
Estos criterios se suman a la noción de un alumbrado público más “justo”, definido por la Asociación Francesa del Alumbrado (AFE) como “la luz necesaria, suficiente y mantenida para cada tarea visual realizada sobre un espacio dado”.
-> Por ello, el uso de la iluminación solar es cada vez más relevante para las autoridades locales y los agentes públicos que desean participar plenamente en la transición energética.
Basadas en energías renovables, las farolas solares inteligentes son una forma eficaz de controlar el consumo energético, reducir la huella de carbono del alumbrado, y limitar la contaminación lumínica.
-> En algunos casos, el uso de las farolas solares también puede ayudar a ganar puntos para la calificación BBC / LEED de los edificios.
Resistentes y duraderas, las farolas solares permiten a la vez responder a los criterios de calidad del alumbrado tradicional, de acuerdo con las normas vigentes, y a los imperativos del desarrollo sostenible.